domingo, 20 de mayo de 2012

Lirica popular.

La lírica tradicional o lírica popular es el conjunto de textos líricos que se ha transmitido oralmente y cuyos autores nunca han sido conocidos o se han olvidado con el transcurso del tiempo. Comprende las manifestaciones orales anónimas y en verso del género literario lírico que se dan en la fase más primitiva del desarrollo de una cultura, en el seno del folklore producido colectivamente por el pueblo, paralelamente a una lñirica culta que se suele transmitir en forma escrita y con la que, en ocasiones, se entrecruza y mezcla.



Características

  • Transmisión oral. La lírica popular tradicional se produce o canta oralmente y se transmite de memoria desde las épocas más antiguas, de generación en generación, de madres y padres a hijos, quienes reelaboran los poemas e incluso los aumentan con piezas nuevas.
  • Concisión. El pueblo prefiere las composiciones breves y concisas que se pueden memorizar con facilidad; en el deseo de reducir y eliminar lo superfluo se llega a una condensación e incluso a cierto conceptismo primitivo.
  • Sencillez. Fondo y forma son simples y no presenta convencionalismos ni artificios: la cancioncilla brota con espontaneidad como expresión de un sentir general.
  • Anonimato. Aunque hay un creador inicial, un individuo especialmente dotado que interpreta y expresa el sentir general, la obra se va puliendo y perfeccionando con cada individuo que al recordarla la rehace con algún pequeño cambio; la lírica tradicional se estima sin autor y la comunidad y cualquiera puede disponer de ella a su antojo y modificarla si.
  • Variantes. A causa de su anonimato y de su transmisión oral y memorística, no existen versiones exclusivas de un poema, sino muchas con distintas variantes en las que pueden cambiar los personajes, mezclarse versos, pasajes, ideas o argumentos e incluso cambiar los finales de la historia. Un cantar o romance admite infinitas variantes.

martes, 15 de mayo de 2012

Fernando de rojas.



Nació en La Puebla de Montalbán (Provincia de Toledo ), hacia 1470, en el seno de una familia de judíos conversos que reaparece en posteriores procesos inquisitoriales por mantener el judaísmo a escondidas de la Inquisición. De Rojas ayudó a miembros de su familia, los llamados Porcos o criptojudíos (Anusim en la literatura rabínica) afectados por las persecuciones de la Inquisición. Su familia habría sido perseguida y él mismo ha aparecido en documentos como acusado por la Inquisición, documentos que demuestran que fue el autor de La Celestina.
Estudió leyes en la Universidad de Salamanca, según él mismo afirma en La carta del autor a un amigo suyo, que precede el texto de su obra. Parece documentado que hacia 1496-97 habría obtenido su grado de Bachiller en Leyes.
Hoy día no se duda de que sea el autor de La Celestina, que habría escrito con pocos más años que su protagonista, Calisto, que cuenta con veintitrés. Fernando de Rojas rondaría los veinticinco. El autor reveló su nombre y lugar de nacimiento en un famoso acróstico al principio de la segunda edición del año 1500. No se le conoce ninguna otra obra ni es mencionado por ninguno de sus contemporáneos.
Se le sabe establecido en la localidad de Talavera de la Reina, población de la que algunos autores piensan que fue alcalde[1] y casado allí. Su condición de converso influye en el argumento de su obra, que a decir de la mayoría de los críticos es obra de alguien de esta condición: se ha dicho que la ausencia de fe firme justificaría el pesimismo de La Celestina y la falta de esperanza patente en su dramático principio.
Murió en 1541 en Talavera de la Reina, entre el 3 y el 8 de abril. Sus restos fueron enterrados en el convento de la Madre de Dios de esa ciudad y en los años 80 fueron trasladados a la Colegiata de Santa María la Mayor de Talavera. Se conserva su testamento, fechado ese día 3, muy detallado, que ha sido el deleite de los críticos al poder estudiar su abundante biblioteca. Dejó los libros de derecho a su hijo, que también fue abogado, y los de literatura profana a su esposa. En el inventario de su biblioteca, y eso es lo extraño, solo figura un ejemplar de La Celestina (cuando murió había al menos 32 ediciones de la obra) y ninguno de la Segunda comedia de La Celestina y de la Tercera parte de la tragicomedia de Celestina, publicadas en vida de Rojas.

martes, 8 de mayo de 2012

Cantares de gesta.


El género épico lo constituyen los cantares de gesta, difundidos por los juglares,y de los que sólo se conserva El Cantar de Mío Cid y algún fragmento  del Cantar de Roncesvalles y parte del de las Mocedades de Rodrigo pero debieron existir en gran número.
Se tiene conocimiento de ello  por las prosificaciones que se hicieron de ellos en latín y castellano y por los Romances,  poemas en que se fragmentaron los cantares.
Ya en el siglo X parece segura la existencia de éstos poemas épicos.
Tuvieron su auje entre los siglos XII y XIII, y el período de decadencia duró hasta principios del XV .